«Si te viene así, es porque tú puedes con ello»

Parecerá una tontería, pero es una frase que   últimamente me ronda cada vez que me veo ante una dificultad. Esta frase proviene de una mujer, que ni siquiera conocía, pero al verme la barriga de embarazada y preguntarme que traía, … Sigue leyendo

Elegancia, simplemente.

Elegancia, simplemente.

Hay veces que con una sonrisa se pueden vencer todos tus problemas. No consiste en ser vivir con una felicidad desmedida, o convertirtrñe a la corriente del «pasotismo”, no es que te da igual el problema en cuestión, o que … Sigue leyendo

No tengas miedo

image

No tengas miedo  a abrir la mente,
No tengas miedo a probar pensar diferente,
No tengas miedo a probar a hacer algo distinto,
No tengas miedo  ver las cosas desde otro punto de vista,
No tengas miedo a explorar otros círculos y entrar en otras culturas, probar nuevos sabores…
En definitiva… NO TENGAS MIEDO.

Un insignificante mosquito…

Así es como a veces, nos vemos a nosotros mismos. Como un pequeñito insecto capaz de mover nada, incapaz de generar ningún cambio.

Así somos cualquiera de nosotros, un simple ciudadano de a pie, incapaz de luchar contra el sistema. En algunos casos con la plena conciencia de que necesitamos una gran mayoría, un colectivo importante, para mover un poquito de viento allá arriba.

En algunos casos es así, pero siendo realistas, la nada lleva a la nada. El no intentarlo lleva a lo estático.

Normalmente, nos llenamos enteritos de excusas. «Yo solo…», «No me van a hacer caso…», «No soy nadie…» ¡UN MOMENTO! ¿¿¿en serio no eres nadie???

¿Y si con nuestras pequeñas e insignificantes acciones removemos algún alma caritativa? ¿y si esa solitaria alma, a su vez, mueve a otra? Y si pasamos de ser dos a multiplicarnos cual células en laboratorio.

Bien se recoge esta idea en el proverbio africano:

Si piensas que eres demasiado pequeño para marcar la diferencia, intenta dormir con un mosquito en la habitación

Si un simple mosquito es capaz de hacerte levantar de tu confortable cama en altas horas de la madrugada para encontrarlo allá donde quiera esconderse, ¿qué no podrás llegar a hacer tú?mosquito 2

¿Tienes miedo a la soledad?

Le tenemos tantísimo miedo a la soledad que perdemos por completo el sentido de sus beneficios.
Conozco gente totalmente aterrada a estar solos. Yo misma, hasta hace no mucho, también tenía miedo de la soledad.
Siempre he sido de relaciones largas. Y cuando terminaba una relación, sin buscar nada, aparecía en mi vida otra persona. Temía el momento que esto dejara de ocurrir, y es que con el tiempo, nos hacemos más exigentes, afinando más la búsqueda de nuestro compañero ideal.
Y llegó el momento. Momento en que por muchos chicos que conociera no me cuadraba ninguno. No me conformaba, quizás porque llega una edad que si no tienes claro lo que quieres, si lo tienes de lo que no quieres.
Sentí miedo, angustia, y los típicos pensamientos absurdos y de inseguridad que abordan tu mente: ¿y si me he equivocado? ¿y si me quedo sola de por vida? ¿y si veo como todo mi entorno hace su vida menos yo? ¿y si…? 
De pronto me vino un momento de lucidez : ¿somos conscientes de cuántas personas habitamos la tierra? ¿realmente crees que te vas a estar solo, aislado del mundo cual ermitaño?
Finalmente acabé aceptando la idea de quedarme con ella. Solamente estábamos las dos, mi soledad y yo.
Esa época, me sirvió para conocerme mejor a mi misma, para hacer balance de los años vividos, de las experiencias y de los aprendizajes que vivieron con ellas.
¿Cómo puedes saber lo que quieres si no te paras a valorarte? ¿realmente tienes todos tus sentidos y tu tiempo para valorarte cuando estas en pareja? Todos sabemos que no, que aunque reserves tu espacio para ti, par hacer tus cosas, al final tus energías se divide en dos.
Es necesario para el crecimiento personal una temporada para encontrarse con uno mismo. Para aprender, afianzar un autoconocimiento para saber que quieres y por donde no estas dispuesto a pasar.
Conozco muchísimas parejas que siguen ahí, en una relación que no les satisface por el miedo a no encontrar nada mejor, en definitiva, por mierdo a estar solos. Pero… ¿y si lo que te encuentras es a ti mismo? ¿y si lo que sales es más fortalecido?
Si hay algo cierto en todo esto es, que cuando has estado en soledad, ésta deja de darte miedo.

image

El problema no es que me hayas mentido, el problema es que no podré volver a confiar en ti.

Absolutamente todos las hemos sufrido alguna vez. Me refiero a las mentiras. Ya sean grandes mentiras, desde vidas paralelas  hasta las denominadas mentiras piadosas.
Pero… ¿por qué mentimos?

Generalmente, suele ser para evitar daños a la otra parte. Si bien es cierto, esto es una visión totalmente subjetiva de quien lanza la mentira, que a su juicio cree que esta haciendo un favor evitando algún tipo de sufrimiento a la parte implicada.

Sin embargo, ¿qué duele más? ¿la mentira o aquello que se intenta camuflar con ella?
Personalmente soy de las que piensas que,

a mi dame verdades que ya veré yo si me duelen o no

. Y es que tendemos a apropiarnos de los sentimientos ajenos de una manera descomunal, hasta el punto de «No te dije esto por si te sentaba mal», ¿¿perdón?? ¿y en caso de que me entere te doy las gracias por salvaguardar mi integridad?

¿Qué consecuencias podemos encontrarnos con ellas? Hay un efecto secundario presente en todos los casos de mentiras descubiertas: la DESCONFIANZA.
¿Se puede volver a confiar en alguien que te ha mentido anteriormente? Quizás. ¿Ciegamente? NO.  Y es que, en alguna parte de los entresijos de nuestro cerebro, se queda sellado. 

Una cosa es pasar página. Correr un túpido velo que lo ignore. No es nada fácil, por cierto. Pero, ante la más mínima duda, o comportamiento similar fácilmente ya identificable, saltarán las alarmas cual pitido del cinturón del coche cuando comienzas a caminar sin abrocharlo. Es, en cierta medida, una respuesta de supervivencia.

¿Cómo podemos evitarlas? La mejor manera es hablar, dar confianza a la otra parte de que tenemos madurez más que suficiente para encajar cualquier tipo de situación. Esto no significa que cada acción sea pasada por alto, sobre todo las que nos hieren (no nos olvidemos que las acciones tienen sus consecuencias, para bien o para mal). Podemos hablar desde un punto de vista asertivo cuando hay algo que no nos ha gustado, haciendo consciente a la otra parte de nuestros sentimientos y emociones. Ejemplo: «Entiendo que actues así, no obstante personalmente me afecta».

¿Qué hacemos este paso ya lo hemos dado y las mentiras continuan compulsivamente? Hay casos en que se da un ambiente de total confianza y aún así la persona sigue reincidiendo en sus mentiras, normalmente mentiras que no le llevan a ninguna parte y sin ningún fuste aparente. Sería recomendable intentar llegar al fondo de la cuestión, y ver por qué esta persona utiliza esta herramienta para salir del paso. Al fin y al cabo es una respuesta de huida ante una situación que intenta evitar a toda costa. Sería conveniente trabajar un estilo de comunicación asertivo que le diera confianza para expresarse libremente. El quid de la cuestión es que la otra parte se acaba cansando de avisar antes de que la conducta erronéa sea modificada a tiempo. A veces, con daños irreversibles.
image