El problema no es que me hayas mentido, el problema es que no podré volver a confiar en ti.

Absolutamente todos las hemos sufrido alguna vez. Me refiero a las mentiras. Ya sean grandes mentiras, desde vidas paralelas  hasta las denominadas mentiras piadosas.
Pero… ¿por qué mentimos?

Generalmente, suele ser para evitar daños a la otra parte. Si bien es cierto, esto es una visión totalmente subjetiva de quien lanza la mentira, que a su juicio cree que esta haciendo un favor evitando algún tipo de sufrimiento a la parte implicada.

Sin embargo, ¿qué duele más? ¿la mentira o aquello que se intenta camuflar con ella?
Personalmente soy de las que piensas que,

a mi dame verdades que ya veré yo si me duelen o no

. Y es que tendemos a apropiarnos de los sentimientos ajenos de una manera descomunal, hasta el punto de «No te dije esto por si te sentaba mal», ¿¿perdón?? ¿y en caso de que me entere te doy las gracias por salvaguardar mi integridad?

¿Qué consecuencias podemos encontrarnos con ellas? Hay un efecto secundario presente en todos los casos de mentiras descubiertas: la DESCONFIANZA.
¿Se puede volver a confiar en alguien que te ha mentido anteriormente? Quizás. ¿Ciegamente? NO.  Y es que, en alguna parte de los entresijos de nuestro cerebro, se queda sellado. 

Una cosa es pasar página. Correr un túpido velo que lo ignore. No es nada fácil, por cierto. Pero, ante la más mínima duda, o comportamiento similar fácilmente ya identificable, saltarán las alarmas cual pitido del cinturón del coche cuando comienzas a caminar sin abrocharlo. Es, en cierta medida, una respuesta de supervivencia.

¿Cómo podemos evitarlas? La mejor manera es hablar, dar confianza a la otra parte de que tenemos madurez más que suficiente para encajar cualquier tipo de situación. Esto no significa que cada acción sea pasada por alto, sobre todo las que nos hieren (no nos olvidemos que las acciones tienen sus consecuencias, para bien o para mal). Podemos hablar desde un punto de vista asertivo cuando hay algo que no nos ha gustado, haciendo consciente a la otra parte de nuestros sentimientos y emociones. Ejemplo: «Entiendo que actues así, no obstante personalmente me afecta».

¿Qué hacemos este paso ya lo hemos dado y las mentiras continuan compulsivamente? Hay casos en que se da un ambiente de total confianza y aún así la persona sigue reincidiendo en sus mentiras, normalmente mentiras que no le llevan a ninguna parte y sin ningún fuste aparente. Sería recomendable intentar llegar al fondo de la cuestión, y ver por qué esta persona utiliza esta herramienta para salir del paso. Al fin y al cabo es una respuesta de huida ante una situación que intenta evitar a toda costa. Sería conveniente trabajar un estilo de comunicación asertivo que le diera confianza para expresarse libremente. El quid de la cuestión es que la otra parte se acaba cansando de avisar antes de que la conducta erronéa sea modificada a tiempo. A veces, con daños irreversibles.
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